Tortitas de zanahoria y calabacín


200 g calabacín
90 g zanahoria grande
20 g copos de avena

1 unidad(es) huevo
1 cucharadita(s) ajo en polvo
sal al gusto

pimienta negra al gusto
Elaboración
Lavamos la zanahoria y el calabacín y les retiramos la piel (aunque yo suelo dejar el calabacín sin pelar).

Con ayuda de un rallador, rallamos la zanahoria y el calabacín y lo vamos poniendo en un bol. En el caso de que suelten mucha agua, podemos dejar escurrir las verduras en un colador durante unos minutos.
Añadimos las 4 cucharadas de copos de avena y el huevo, que lo podemos batir previamente. Lo mezclamos todo muy bien hasta que quede una pasta. Añadimos sal, pimienta y ajo en polvo al gusto.
Vamos dándole forma a las tortitas y las hacemos en una sartén a fuego medio, con un poquito de aceite de oliva virgen extra, hasta que estén bien doraditas por los dos lados.

Notas
¿Horno o sartén? Estas tortitas de zanahoria y calabacín se pueden hacer de las dos maneras. Yo casi siempre las hago en la sartén, porque así voy más rápido, pero se pueden hornear sin ningún problema, precalentando el horno a unos 200ºC y vigilando hasta que estén doraditas y bien cuajadas.
Les podéis dar la forma que más os guste. Si las hacéis más finas, tipo tortitas, se harán antes. Puedes convertirlas también en croquetas o bolitas. Si quieres hacer algo más parecido a un snack o aperitivo. Puedes hornearlas en forma de pequeñas bolitas, que luego puedes servir con alguna salsa.

Sustituir los copos de avena. Si no te gusta usar los copos de avena enteros, puedes triturarlos para obtener harina de avena o directamente comprarla (aunque sale más caro). Por supuesto, puedes utilizar otro tipo de harina, te recomendamos la harina de espelta integral.
Prueba con otras verduras. A nosotras nos encanta la combinación de zanahoria y calabacín, pero puedes probar con las que quieras.
Espinacas, cebolla, berenjena, remolacha. Siempre y cuando las uses muy picaditas, quedará bien.
Opción vegana: Hay un truco para sustituir el huevo, que es utilizando semillas de chía. Si pones en un vaso 1 cucharada de semillas con 3 cucharadas de agua y lo dejas durante unos 10 minutos, se formará una especie de gel que podrás usar para que la masa se integre.
Opción sin gluten: Utiliza copos de avena sin gluten u otro tipo de harina sin gluten.