3 patatas grandes peladas
1 cebolla mediana sin cáscara
Sal, pimienta negra molida y aceite de oliva viren extra a gusto
PROCEDIMIENTO
Rallamos las patatas y la cebolla con un rallador por la parte de los agujeros más finos. Les quitamos bien el líquido en exceso.
Añadimos sal, pimienta y removemos.
Cocinamos a fuego bajo con un poco de aceite de oliva en una sartén antiadherente de ambos lados, en pequeñas croquetas finas para que se cocinen bien por dentro. Podéis formarlas con las manos o distribuirlas con cuidado con una cuchara.
Una vez hecha, las distribuimos encima de papel absorbente apto para quitar los residuos de aceite. ¡Listas!
Notas:
El truco para que salga perfectamente esta receta es seguir bien los pasos, quitar el líquido en exceso y usar una buena sartén antiadherente.
También las patatas tienen que ser ricas en almidón: para comprobarlo, cortad una a mitad, estrujad las dos mitades entre ellas un rato y al soltarlas tienen que permanecer pegadas (¡magia!).
Son perfectas para acompañar con salsa de tomate casera, o también me encantan con yogur vegetal de soja con una pizca de sal.