Para 4 personas
Almendra molida o entera y triturada 240 g
Semillas de sésamo 5 g
Comino molido 2 g
Pimentón dulce 2 g
Huevo 1
Aceite de oliva virgen extra 20 ml
Queso crema 300 g
Mayonesa o yogur 40 ml
Brócoli 1
Ralladura de limón 1
Guindilla o chile fresco 1
Ajo granulado o 1 diente de ajo
Pimienta negra molida
Sal
Canónigos u otras hojas verdes tiernas al gusto
Precalentar el horno a 170º y cubrir con papel sulfurizado la base de un molde rizado de tarta de unos 22 cm de diámetro. Engrasar con aceite los bordes y tamizar encima un poco de harina, sacudiendo el exceso.
Combinar la almendra molida con el sésamo, las especias, el huevo y el aceite de oliva. Se puede usar un procesador de alimentos o una batidora para hacerlo más fácil. Mezclar bien hasta tener una masa homogénea, algo húmeda pero no totalmente pegajosa. Añadir más almendra o aceite o agua según se necesite.
Formar un disco y envolver en plástico film. Dejar reposar en la nevera mínimo 20 minutos. Si la dejamos más de 1 hora quizá haya que esperar a que se atempere un poco fuera de la nevera, podría endurecerse demasiado.
Estirar con un rodillo (si está muy pegajosa, añadir almendra molida o usar papel sulfurizado para que no se pegue) y cubrir el molde. Pinchar un poco con un tenedor y hornear durante unos 15-20 minutos, hasta que se haya tostado un poco al gusto. Reservar.
Cocinar el brócoli al gusto. Yo he preferido aprovechar que tenía el horno encendido para asarlo, lavado y cortado en ramilletes pequeños, con un poco de aceite y sal. Se puede hornear al mismo tiempo de la masa o después de sacarla. También se puede saltear o cocer al vapor, procurando que quede al dente.
Mezclar el queso crema con la mayonesa y añadir un poco de pimienta negra. Extender en la base de la tarta. Añadir el brócoli cocinado, un poco de ralladura de limón, una pizca de sal, ajo granulado al gusto y una guindilla cortada en rodajas finas (opcional). Servir con canónigos frescos y un chorrito de aceite.