320 gr de arroz arborio
1 cebolla
1 vaso de vino blanco
900 ml de caldo de verduras
125 gr de mantequilla sin sal
75 gr de queso parmesano
75 gr de cheddar
1 cucharada de cabrales, roquefort o queso azul
Sal
Pimienta
Cómo preparar un risotto de queso
Para esta receta usaremos un arroz arborio, el tipo que se necesita para conseguir el punto de cremosidad gracias al almidón de este ingrediente.
Podemos cocinarlo con un arroz convencional, pero necesitaremos un poco de alegría de la mano de más mantequilla o queso.
La calidad del arroz será en definitiva lo que marque el acabado final de este delicioso risotto con el punto de queso ideal.
Los tipos de queso pueden ser los que tengamos en casa y nos gusten. El cheddar es un básico que se funde muy bien y le aportará un buen color.
Junto al parmesano y quizás un buen roquefort o queso azul para darle el toque sorprendente, conseguiremos crear un risotto de lujo,
Nos ponemos manos a la obra con la base de esta receta. Pelamos y picamos la cebolla hasta que nos quede muy finita. Será la encargada de combinar su sabor dulce con la intensidad del resto de los ingredientes.
Ponemos unos 80 gramos de mantequilla en la sartén para que nos sirva de grasa en la que cocinar la cebolla. Podemos ponerle aceite de oliva si queremos que tenga un sabor mucho más intenso.
Pochamos la cebolla hasta que esté bien tierna, nos quedará una base ideal en la que poner el arroz. Si nos gusta podemos añadirle un diente de ajo picado, siempre es un buen aliado en todo tipo de salsas.
Con la cebolla lista, es el momento de ponerle el arroz. Los maestros arroceros primero sellan el grano para que tenga una textura más contundente, sin perder de vista la cremosidad de este risotto. Se mantendrá entero el grano, algo indispensable para disfrutarlo.
En el momento en que tenemos el grano de arroz sellado, le añadimos el vino blanco. Esta bebida nos servirá para disfrutar de unos sabores afrutados maravillosos.
Dejamos que el vino se vaya evaporando antes de ponerle el caldo de verduras. Lo ideal es que sea un caldo casero, aunque también podemos comprarlo ya listo. El pollo también le puede venir bien a esta receta.
Lo vamos agregando poco a poco hasta que esté bien integrado, el caldo conseguirá hacer destacar un arroz que brillará aún más en un final apoteósico.
Pasados unos 17 minutos tendremos el arroz casi listo. Comprobamos el punto de cocción, apagamos el fuego.
Retiramos del fuego para darle el acabado final, el risotto absorberá los ingredientes finales en una dosis extra de queso y mantequilla.
Primero le ponemos la mantequilla sin dejar de remover hasta que esté bien integrada. Le daremos el acabado final a un risotto cinco estrellas con los quesos.
El nivel de queso de esta receta depende de cada uno, podemos modificar los sabores y adaptarlos en función del queso que pongamos.
El parmesano es un básico que nunca puede faltar. Ese sabor marcado quedará de maravilla con otros quesos.
Es importante no salar el risotto si lo hacemos con queso, de lo contrario nos podemos pasar con este sabor.
El cheddar es un buen aliado de las salsas con queso, nos ayudará a darle el acabado que esta receta se merece, con toda la intensidad de un queso con alma. Además de un poco de color y alegría.
Para cubrir de gloria un risotto como este nos faltará el punto de queso más intenso que existe, el roquefort o el cabrales son grandes aliados de los más queseros.
Vamos a fusionarlos en este risotto con cuidado. Si es necesario calentamos un poco antes para que caigan en esta salsa increíble.
El risotto de queso es muy contundente, deja atrás la cremosidad de otros platos. Lo vamos a cocinar siempre que nos apetezca un plato contundente sin nada más.