
La orina es un excelente indicador de tu salud general. Su color, olor y frecuencia pueden revelar mucho sobre el estado de hidratación, la función renal y hasta posibles enfermedades. Prestar atención al color de tu orina es una forma sencilla pero poderosa de monitorear tu bienestar.
El color ideal de la orina es un amarillo claro, casi transparente, lo que indica una hidratación adecuada. Si el tono es completamente transparente, podrías estar bebiendo más agua de la necesaria. En cambio, un amarillo oscuro suele ser señal de deshidratación; en estos casos, aumentar el consumo de agua es recomendable.

Una orina de color ámbar o miel puede indicar una deshidratación más severa, mientras que un color marrón podría deberse a una enfermedad hepática o al consumo de ciertos medicamentos o alimentos como los frijoles o el ruibarbo.
Si la orina aparece rojiza o rosada, podría ser causada por la presencia de sangre, lo que es motivo de consulta médica urgente. Aunque a veces puede deberse a la ingestión de remolacha o moras, siempre es mejor descartarlo con un profesional.
La orina anaranjada puede señalar una deshidratación o problemas en el hígado o vías biliares. En casos menos frecuentes, puede deberse al consumo de medicamentos como la rifampicina o la fenazopiridina.
El color azul o verde es poco común y suele deberse a colorantes alimentarios, medicamentos o infecciones bacterianas específicas. No debe pasarse por alto.
Finalmente, si tu orina es espumosa o con muchas burbujas de forma persistente, podría ser un signo de exceso de proteína en la orina, lo que indica un posible problema renal.
En resumen, el color de tu orina ofrece pistas importantes sobre tu salud. Aunque algunos cambios pueden ser temporales e inofensivos, si notas alteraciones persistentes o inusuales, es aconsejable acudir al médico para un diagnóstico certero. Mantente hidratado y escucha lo que tu cuerpo te dice, incluso a través de algo tan cotidiano como ir al baño.
