Seguramente en más de una ocasión te ha pasado: estás sentado un rato en la misma posición, o quizás dormiste en una postura incómoda, y de repente una mano o un pie se siente extraño, como si estuviera dormido. Esa sensación de hormigueo o entumecimiento es tan común que muchas veces la dejamos pasar sin darle importancia. Pero cuando ocurre con frecuencia o sin razón aparente, es un aviso de que algo más puede estar ocurriendo en tu cuerpo.
El hormigueo, conocido también como parestesia, no siempre es motivo de alarma, pero sí una señal que merece atención cuando se repite seguido. Puede tener causas sencillas y pasajeras, como la presión en un nervio, pero también puede estar relacionado con problemas en la circulación, deficiencias nutricionales o incluso enfermedades más serias que requieren valoración médica.

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Ahora bien, ¿qué hay detrás de esa molestia que aparece en manos y pies? Vamos a desmenuzarlo paso a paso para entenderlo mejor.
- Una mala postura que aprieta los nervios
La explicación más simple suele ser la postura. Cuando cruzamos las piernas durante mucho tiempo o dormimos sobre un brazo, estamos presionando nervios y vasos sanguíneos. Esto reduce la circulación y provoca esa sensación de adormecimiento. Normalmente se pasa al movernos o estirarnos, pero si ocurre constantemente, no debe ignorarse. - Problemas de circulación sanguínea
Nuestros nervios necesitan oxígeno y nutrientes que llegan a través de la sangre. Cuando la circulación no es buena, aparecen síntomas como el hormigueo, especialmente en las extremidades. La insuficiencia venosa, las varices o el colesterol alto pueden influir en que la sangre no fluya correctamente. En estos casos, además del entumecimiento, es común notar hinchazón o pesadez en las piernas. - Falta de vitaminas, sobre todo del grupo B
Las vitaminas del complejo B, como la B12, son esenciales para mantener los nervios sanos. Una deficiencia puede causar hormigueo, pérdida de sensibilidad e incluso debilidad muscular. Esto suele suceder en personas con dietas poco variadas, problemas de absorción intestinal o en quienes llevan mucho tiempo sin consumir alimentos ricos en estas vitaminas. Es una de las causas más comunes de parestesia persistente.
- Síndrome del túnel carpiano
Si el hormigueo aparece sobre todo en las manos, especialmente en la noche o al despertar, el túnel carpiano puede ser el responsable. Esta condición ocurre cuando el nervio mediano de la muñeca se comprime, provocando adormecimiento, dolor y dificultad para mover los dedos. Es muy común en personas que realizan movimientos repetitivos con las manos, como escribir en computadora o usar herramientas manuales. - Neuropatía diabética
La diabetes mal controlada puede dañar los nervios con el tiempo. Esto se conoce como neuropatía diabética y se manifiesta con hormigueo, ardor o pérdida de sensibilidad, especialmente en los pies. Es un problema serio, porque puede aumentar el riesgo de heridas que no cicatrizan bien, por lo que requiere control médico y cambios en el estilo de vida. - Problemas en la columna vertebral
Hernias de disco, desgaste de vértebras o pinzamientos en la espalda pueden afectar los nervios que van hacia brazos y piernas. El resultado: entumecimiento, dolor y debilidad. Si el hormigueo se acompaña de dolor en la espalda baja o en el cuello, es posible que la raíz esté ahí y no en las extremidades. - Estrés y ansiedad
Aunque suene sorprendente, el estado emocional también juega un papel importante. Cuando estamos bajo mucho estrés, los músculos se tensan y la respiración cambia, lo que puede generar hiperventilación y alteraciones en la sensación de manos y pies. Muchas personas con ansiedad crónica experimentan parestesias como parte de sus síntomas. - Consumo de alcohol o sustancias tóxicas
El abuso de alcohol puede dañar los nervios a largo plazo y causar neuropatía alcohólica, que se manifiesta con hormigueo y debilidad en extremidades. De igual forma, ciertos medicamentos o sustancias químicas pueden tener efectos secundarios sobre los nervios. - Otras enfermedades más serias
En algunos casos, el hormigueo puede estar relacionado con esclerosis múltiple, enfermedades autoinmunes o problemas neurológicos más complejos. Aunque no es lo más común, es importante tenerlo en cuenta si los síntomas son frecuentes, intensos o progresivos.
¿Cuándo deberías preocuparte?
Si el hormigueo es ocasional y desaparece rápidamente al mover la extremidad, probablemente no sea algo grave. Pero si aparece con frecuencia, dura mucho tiempo, se acompaña de dolor, debilidad o pérdida de sensibilidad, es momento de consultar con un médico. La clave está en escuchar al cuerpo y no normalizar señales que podrían ser importantes.
Consejos para mejorar o prevenir el hormigueo:
Cambia de postura con frecuencia y evita permanecer mucho tiempo en la misma posición.
Haz ejercicio regularmente para mejorar la circulación.
Mantén una dieta equilibrada, rica en vitaminas del complejo B.
Si trabajas mucho con las manos, toma descansos y estira los dedos y las muñecas.
Evita el exceso de alcohol y consulta sobre posibles efectos secundarios de tus medicamentos.
Aprende técnicas de relajación para controlar el estrés y la ansiedad.
En conclusión, que se te duerman las manos o sientas hormigueo en los pies no siempre es un problema grave, pero tampoco hay que ignorarlo. Puede ser una señal temprana de que algo no anda bien en tu cuerpo, y detectarlo a tiempo es la mejor forma de evitar complicaciones.

