Mira, te voy a contar algo. En casa, este pastel de avena con frutas secas dura menos que una bolsa de pipas en una tarde de terraza. No sé qué tiene, pero cada vez que lo preparo, alguien pasa por la cocina “solo a probar un trocito”… y bueno, ya sabes lo que pasa. Al rato el molde queda medio vacío y yo solo puedo reírme porque, oye, señal de que está rico.
Ahora, si te apetece una merienda casera, fácil y con sabor a hogar, quédate por aquí. Te voy a contar cómo hago este pastel, con ingredientes que seguro tienes por casa o pillas rápido en el súper. Además, va genial para esos días en los que te apetece algo dulce sin liarte demasiado.

Y sí, ya lo digo: huele que alimenta.
¿Por qué este pastel engancha tanto?
Lo mejor de esta receta es que sabe a otoño, aunque la hagas en pleno agosto. La avena da una textura que me encanta, las nueces y las almendras aportan ese toque crujiente tan majo y las pasas… bueno, yo sé que las pasas dividen opiniones, pero en este pastel quedan de lujo.
Además, el toque de miel deja un dulzor suave, nada pesado. De esos que te permiten repetir sin remordimientos. Y si tienes peques en casa —o gente golosa, que viene a ser parecido— este pastel te resuelve muchas meriendas sin complicarte.
Ingredientes que necesitas (más fáciles imposible)
Aquí va la lista, clarita y directa, como debe ser. Si quieres añadir alguna fruta seca extra, adelante (yo a veces me animo con trocitos de dátil y queda tremendo).
2 tazas de hojuelas de avena
1/2 taza de miel natural
1 taza de leche (puede ser vegetal sin problema)
1/2 taza de nueces picadas
1/2 taza de almendras picadas
1/2 taza de pasas
1/2 cucharadita de canela en polvo
1 cucharadita de polvo de hornear
1 pizca de sal
1 huevo (opcional, yo lo pongo cuando quiero el pastel más firme)
La verdad, no hay ingrediente extraño ni cosa rara. Todo muy de despensa común.
Cómo preparo el pastel (paso a paso, sin líos)
Aquí voy directo al grano, que ya me conozco y me enrollo:
Calienta el horno a 180 °C. Engrasa un molde para pastel. Yo suelo poner papel de horno porque me da más tranquilidad, pero eso ya según cada quien.
En un bol grande mezcla la avena, la miel, la leche y el huevo (si te apetece añadirlo).
Añade las nueces, las almendras, las pasas, la canela, el polvo de hornear y la pizca de sal. Remueve bien hasta que todo quede unido.
Vierte la mezcla en el molde y pasa una espátula por encima para dejar la superficie lisa.
Mete el pastel al horno entre 25 y 30 minutos, hasta que lo veas doradito y al pinchar con un palillo salga limpio.
Deja que repose unos minutos antes de desmoldar. Cuesta un poco esperar, lo sé, pero ese ratito ayuda a que coja forma.
Y ya. Nada más. En serio, es de esas recetas que casi se hacen solas.
¿A qué sabe este pastel?
Uf, aquí me pongo un poco poético, ya aviso. Este pastel sabe a desayuno de domingo, a tarde fría con mantita, a merienda rápida antes de salir de casa, a visita sorpresa que llega justo cuando sale del horno. Tiene un aroma a canela que invade la cocina y que, no sé tú, pero a mí me da una sensación de calma increíble.
Por cierto, si eres de los que disfrutan del sabor “casero y contundente”, te va a encantar. No es un pastel aireado; es un pastel firme, que llena sin pesar, de los que acompañan café con leche que da gusto.
Consejos que siempre me funcionan
Aquí van mis trucos, que ya sabes cómo soy para estas cosas:
Si quieres un pastel más jugoso, cambia la mitad de la miel por puré de manzana. Queda súper tierno.
Si te gustan las frutas secas más grandes, no piques tanto las nueces. El contraste de texturas queda genial.
Para un toque más “postrero”, puedes poner una capa finita de miel por encima al sacarlo del horno. Le da un brillo precioso.
Si usas leche vegetal, te recomiendo la de avena o la de almendra. Combinan increíble.
Y una que hago mucho: guardo un trozo en el congelador para emergencias. Te salva la vida más de una vez.
Cómo servirlo y guardarlo sin que pierda sabor
Aquí no hay misterio, pero aun así te cuento lo que hago yo:
Para merendar: un café con leche o un té negro y el pastel… y listo.
Para desayunar: un trocito con yogur griego queda escandalosamente bueno.
Para llevar al trabajo: córtalo en cuadraditos y mételo en un táper. Aguanta perfecto.
Sobre la conservación:
A temperatura ambiente se mantiene bien 3 días.
En la nevera te dura una semana sin problema.
Si lo congelas en porciones, aguanta hasta un mes y queda igual de rico cuando lo recalientas un pelín.
Tiempo total y porciones
Esto siempre viene bien para organizarse:
Preparación: 15 minutos
Horneado: 25–30 minutos
Porciones: 8 raciones hermosas
Un recuerdo que siempre vuelve con este pastel
Te soy sincero: este pastel me lleva directo a cuando era crío y mi madre hacía algo parecido los viernes por la tarde. Yo llegaba del cole muerto de hambre, dejaba la mochila tirada (seguro que tú también lo hacías, venga, no me mientas) y me colaba en la cocina. Ella decía: “No lo toques que está caliente”. Y bueno… yo decía que sí, pero ya tenía un pedazo en la mano.
Siempre digo que la cocina tiene ese poder extraño. Un aroma y ya estás en otro momento de tu vida. Y este pastel tiene justo eso: ese toque que te conecta con recuerdos simples, de los buenos.
Y ya está… listo para hincarle el diente
En fin, si quieres algo rico, casero, rápido y con ese toque de sabor que reconforta, este pastel de avena con frutas secas es para ti. No tiene ciencia, no mancha mil cacharros y deja la casa con ese olor a canela que parece abrazo.
Bueno… pues ahí queda. Si lo haces, cuéntame qué tal te queda, ¿vale? Que yo encantado te leo y sigo charlando contigo sobre recetas, que para eso estamos.

