140 g de harina de maíz.
100 g. de nueces.
40 g. de semillas de sésamo.
60 g de aceite de oliva virgen extra.
1 cucharadita de sal.
125 g de agua.
PREPARACIÓN
A MANO:
Precalienta el horno a 220ºC.
Tritura en una picadora las nueces y las semillas. Pon en un bol la harina, los frutos secos triturados y la sal y mézclalo todo bien. Añade el aceite y mezcla de nuevo hasta que quede como migas.
Añade poco a poco el agua, amasándolo todo bien. Haz una bola con la masa. Cuanto más amases, más espesara la masa, en menos de 5 minutos la tendrás lista.
Divide la masa en dos y mete cada parte entre dos papeles de horno y estira con ayuda de un rodillo de cocina cada parte como un rectángulo bien fino con un grosor de 2mm. Cuando ya esté bien extendida cada parte, retira el papel de arriba de cada parte.
Pon una bandeja de horno debajo de cada papel de hornear con la masa estirada y hornea en la balda del medio, calor arriba y abajo a 200ºC durante 12 minutos (hasta que esté un poco dorada). Retira del horno y deja enfriar cada parte. Cuando estén ya fríos, parte en trozos y guárdalos en un tarro de cristal hermético en la despensa.
ACLARACIONES:
Se conservan unos cuantos días bien crujientes y ricos (a mi no me han durado más de cinco días).
Tienes que controlar tu horno, en mi horno con 12 minutos quedan perfectos pero cada horno es como los hijos, cada uno de su padre y de su madre.
Si no te gustan las nueces puedes sustituirlas por almendras o avellanas (ojo al triturarlas que no se te queden como una pasta, tienes que molerlas rápido y en un recipiente bien seco).
No os pongo versión para Thermomix porque quedan mejor haciéndolos a mano (la Thermomix en este caso, recalienta mucho la masa) y son súper súper fáciles de hacer a mano.