No llevan huevo porque la harina de garbanzos funciona como sustituto de ese ingrediente. Tampoco requieren de materia grasa: el agua ayuda a darles forma y a tomarlos con las manos para arrojarlos a la olla de agua hirviendo.
Otra ventaja es que son fáciles de hacer puesto que no es necesario amasar ni ensuciar la mesada.
Realmente no se percibe diferencia con los elaborados con harina común.
Cantidad: para 2 (porciones muy abundantes y sobra) ó 3 personas (porciones justas)
Ingredientes
-400 g de harina de garbanzos
-300 cc de agua al tempo
-220 g de puré de zapallo
-1 cdita de orégano
-sal marina c/n
-pimienta a gusto
-nuez moscada a gusto
-salsa (de cualquier tipo)
Procedimiento:
1- En una cacerola de aluminio, colocar el agua junto con la sal, la pimienta, la nuez moscada, el puré de zapallo y el orégano.
2- Llevarla al fuego y, cuando rompa el hervor, quitarla de la hornalla. Incorporar entonces la harina de garbanzos en forma de lluvia revolviendo con cuchara de madera hasta que espese y se vuelva una masa gomosa, despareja y difícil de mezclar (si fuere necesario hacerla más gomosa, llevarla al fuego en una cacerola de aluminio sin dejar de revolver; no usar acero inoxidable porque se pega).
3- Sacar del fuego y esperar a que se enfríe (si está caliente o tibia, no se puede trabajar con las manos: se queda pegada y se deshace).
4- Con las manos humedecidas, formar cilindros a los que se les dará el tamaño de una nuez (debe procurarse que sean muy similares para que no tengan distintos tiempos de cocción). Ponerlos sobre una tabla de madera a la que no hace falta enharinar (o sobre una bandeja pero entonces, sí, cubierta con harina de garbanzos).
5- En una olla, poner a calentar agua con sal. Cuando el hervor esté en su punto máximo de ebullición, echar los malfatti (con las manos humedecidas para que no se nos queden adheridos), tapar la olla, dejar que el agua vuelva a hervir y esperar que comiencen a flotar.
6- Retirarlos con una espumadera o colar, y agregarles la salsa.