
Vivimos en un mundo donde muchas veces se nos enseña a enfocarnos en lo que falta: el dinero que no tenemos, las oportunidades que no llegaron, el amor que se fue. Sin embargo, lo que muchos no saben es que la abundancia no es algo lejano ni inaccesible.
Está más cerca de lo que imaginas. De hecho, en este mismo momento, la abundancia está tocando tu puerta.

La abundancia no se refiere solo a lo material. Es un estado del ser, una vibración interna que se manifiesta en todas las áreas de la vida: salud, relaciones, creatividad, paz y, sí, también en lo económico. Para recibirla, el primer paso es reconocer que eres merecedor de ella. No necesitas “ganártela”, ya está disponible para ti. Lo único que debes hacer es abrirte a recibir.
Muchas veces, lo que impide que la abundancia entre en nuestras vidas son creencias limitantes, miedos heredados o experiencias pasadas que nos hicieron cerrar el corazón. Pero ahora es momento de cambiar el enfoque. Si eliges ver cada situación como una oportunidad, si agradeces incluso lo pequeño, estás sintonizando con la frecuencia de la abundancia.
Imagina que la abundancia toca tu puerta como una vieja amiga que viene a visitarte. No te pregunta si lo mereces, no te exige nada. Solo espera que abras y la invites a pasar. ¿Qué pasaría si hoy decidieras abrir esa puerta? ¿Qué cambios verías en tu vida?
Actuar desde la confianza, dar sin miedo y vivir con gratitud son caminos seguros para dejar que la abundancia fluya. Cada pensamiento positivo, cada acto generoso, cada decisión alineada con tu bienestar personal, es una señal al universo de que estás listo para recibir.
Recuerda: la abundancia no llega cuando todo está perfecto, llega cuando tú estás dispuesto a verla y permitirle entrar. Hoy, ahora mismo, está tocando tu puerta. ¿Te atreves a abrir?
