
El níspero (Eriobotrya japonica) es un árbol frutal conocido por sus sabrosos frutos, pero lo que muchos desconocen es el gran potencial terapéutico que encierran sus hojas. En la medicina tradicional asiática, estas hojas han sido utilizadas durante siglos para tratar diversas dolencias, incluyendo problemas metabólicos como el colesterol alto.
Las hojas de níspero contienen compuestos bioactivos como flavonoides, triterpenoides y ácido ursólico, los cuales han demostrado propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Estos compuestos pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL —conocido como “colesterol malo”— al evitar la oxidación de las grasas en las arterias, un proceso clave en el desarrollo de la arteriosclerosis.
Además, se ha observado que estas hojas pueden mejorar la función hepática, facilitando la metabolización de las grasas y ayudando a mantener niveles más equilibrados de colesterol en sangre.
Algunos estudios preliminares sugieren incluso que el extracto de hoja de níspero puede inhibir la síntesis del colesterol en el hígado.
Para aprovechar sus beneficios, se suele preparar una infusión. Basta con hervir de 4 a 5 hojas secas y limpias en un litro de agua durante 10-15 minutos. Se recomienda colar la infusión y beber una taza al día, preferiblemente en ayunas o después de las comidas principales.
No obstante, su uso debe ser moderado y siempre consultado con un profesional de salud, especialmente si se toman medicamentos para el colesterol.
En resumen, las hojas de níspero ofrecen una alternativa natural prometedora para ayudar a controlar el colesterol malo, especialmente cuando se combinan con una dieta equilibrada y actividad física. Aunque no reemplazan a los tratamientos médicos convencionales, pueden ser un complemento efectivo y seguro bajo supervisión adecuada.
