Dolor en el talón: causas comunes, señales de alerta y cómo aliviarlo

El talón es una de esas partes del cuerpo que casi nunca pensamos… hasta que duele. Y cuando duele, vaya que se hace notar. El dolor en el talón puede ser tan molesto que llega a impedir caminar con normalidad, hacer ejercicio o incluso mantenerse de pie por mucho tiempo. Aunque muchas personas lo asocian con “un mal paso” o con el uso de zapatos incómodos, la verdad es que este tipo de dolor puede tener distintas causas, algunas más serias que otras.

En muchos casos, el malestar aparece de manera repentina, como una punzada al dar los primeros pasos en la mañana. En otros, se va desarrollando poco a poco, hasta que un día notas que cada paso duele más de lo normal. Por eso, entender qué puede estar detrás de ese dolor y cómo tratarlo a tiempo puede marcar la diferencia entre una simple molestia y un problema crónico.

📌 IMPORTANTE: El video relacionado a esta historia lo encontrarás al final del artículo.
¿Por qué duele el talón?
El talón soporta una gran parte del peso corporal con cada paso que damos. Es, literalmente, una de las zonas más castigadas del pie. Por eso, cualquier sobrecarga, mala postura o tipo de calzado inadecuado puede generar inflamación o tensión en los tejidos que lo rodean.

Una de las causas más comunes es la fascitis plantar, una inflamación de la banda de tejido que recorre la planta del pie y se conecta al talón. Esta afección suele manifestarse con un dolor punzante justo al levantarse de la cama o después de estar mucho tiempo sentado. Es un problema muy habitual en personas que pasan largas horas de pie, en deportistas y en quienes usan calzado sin buen soporte.

Otra causa frecuente es el espolón calcáneo, una especie de crecimiento óseo que aparece en la parte inferior del talón. Aunque muchas veces el espolón en sí no duele, puede irritar los tejidos blandos y causar una sensación de ardor o molestia constante.

También puede tratarse de una tendinitis del tendón de Aquiles, que provoca dolor en la parte posterior del talón, justo donde se une con la pantorrilla. Este tipo de molestia suele empeorar al subir escaleras o al ponerse de puntillas.

Factores que aumentan el riesgo
Hay ciertos hábitos y condiciones que predisponen a sufrir dolor de talón. Entre ellos se encuentran:

El sobrepeso, ya que los pies deben soportar una carga mayor de la habitual.

El calzado inadecuado, especialmente los zapatos planos o con suelas muy finas, que no amortiguan bien los impactos.

Caminar o correr en superficies duras, lo que incrementa la presión sobre los talones.

Alteraciones en la pisada, como el pie plano o el arco excesivamente alto.

El envejecimiento, pues con los años los tejidos del pie pierden elasticidad y el cojín graso del talón se adelgaza.

Incluso algo tan simple como usar el mismo tipo de calzado todos los días puede contribuir al problema, porque los pies no descansan ni cambian de posición.

Señales de alerta que no debes ignorar
El dolor en el talón no siempre es grave, pero hay señales que indican que es momento de prestar más atención o buscar ayuda médica:

Dolor que no mejora después de varios días de reposo.

Inflamación visible o enrojecimiento en la zona.

Dificultad para apoyar el pie o cojera persistente.

Dolor que se irradia hacia el tobillo o la planta del pie.

Sensación de entumecimiento o ardor constante.

Si el dolor es intenso al despertar y mejora con el movimiento, puede tratarse de fascitis plantar. Pero si el malestar aumenta con la actividad, podría ser una tendinitis o incluso una fractura por estrés. En cualquier caso, es importante no automedicarse y dejar que un especialista determine la causa exacta.

Cómo aliviar el dolor de talón en casa
Aunque siempre se recomienda consultar a un médico o podólogo, existen medidas que pueden ayudarte a aliviar el dolor y acelerar la recuperación:

  1. Descanso y estiramientos suaves.
    Evita las actividades que agraven el dolor, como correr o saltar. En su lugar, realiza estiramientos del talón, la planta del pie y los músculos de la pantorrilla. Hacerlo varias veces al día ayuda a reducir la tensión y mejorar la circulación.
  2. Aplicar frío local.
    Colocar una bolsa de hielo o una botella fría en la zona durante 10 o 15 minutos ayuda a reducir la inflamación. Esto puede repetirse varias veces al día, especialmente después de caminar o hacer ejercicio.
  3. Usa calzado adecuado.
    Opta por zapatos con buena amortiguación, suelas gruesas y soporte para el arco plantar. Evita andar descalzo sobre superficies duras, incluso dentro de casa.
  4. Masajes con pelota o rodillo.
    Coloca una pelota pequeña (como una de tenis) debajo del pie y hazla rodar lentamente desde el talón hasta los dedos. Este masaje estimula la fascia plantar y alivia la rigidez.
  5. Plantillas ortopédicas.
    Si tienes pie plano o arco alto, las plantillas personalizadas pueden corregir la pisada y repartir mejor el peso corporal. Esto reduce la presión sobre el talón.
  6. Control del peso.
    Perder algunos kilos puede marcar una gran diferencia en la salud de tus pies. Cada libra de más añade presión a los talones con cada paso que das.

Cuándo acudir al médico

Si el dolor en el talón persiste más de dos semanas, o si se intensifica pese a los cuidados básicos, lo mejor es acudir a un especialista. El médico puede solicitar estudios de imagen, como radiografías o resonancias, para descartar problemas más serios.

En algunos casos, puede ser necesario un tratamiento con fisioterapia, medicamentos antiinflamatorios o incluso infiltraciones para reducir el dolor. Los ejercicios guiados por un fisioterapeuta también pueden ser de gran ayuda para fortalecer la musculatura del pie y mejorar la flexibilidad.

En situaciones más complejas, como un espolón muy grande o un daño severo del tendón de Aquiles, se puede evaluar la opción de una cirugía. Pero esto suele ser el último recurso, después de haber intentado tratamientos conservadores.


Prevención: la clave para mantener tus talones sanos

Prevenir el dolor en el talón es posible si adoptas algunos hábitos sencillos pero eficaces:

  • Alterna el tipo de calzado que usas a diario.
  • Realiza estiramientos de pies y pantorrillas antes y después del ejercicio.
  • Evita permanecer mucho tiempo de pie sin moverte.
  • Mantén un peso saludable.
  • No ignores las molestias iniciales: tratarlas a tiempo evita problemas mayores.

Tus pies te sostienen todo el día, y aunque muchas veces los damos por sentado, merecen el mismo cuidado que cualquier otra parte del cuerpo. Escuchar sus señales es una forma de cuidar tu bienestar general.


En resumen, el dolor en el talón no debe verse como algo “normal” o sin importancia. Puede ser una advertencia del cuerpo de que algo necesita atención. Ya sea una sobrecarga, una inflamación o un problema en la pisada, identificarlo a tiempo y tratarlo correctamente te permitirá volver a caminar sin molestias y con una mejor calidad de vida.