
Desde hace generaciones, el ajo crudo ha sido un remedio casero confiable para muchas dolencias. Más allá de dar sabor a nuestros platillos, este pequeño bulbo guarda una lista impresionante de beneficios para la salud, respaldados tanto por la ciencia como por la experiencia popular. Aquí te contamos 12 formas en las que puede ayudarte:

Refuerza tus defensas
El ajo crudo tiene alicina, un compuesto que ayuda a tu cuerpo a defenderse de virus, bacterias y hongos. Es como un escudo natural contra enfermedades.
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Ayuda a bajar la presión
Consumir ajo con frecuencia puede relajar los vasos sanguíneos y mejorar la circulación. Ideal si batallas con la presión alta.
Cuida tu corazón
Ayuda a reducir el colesterol malo y previene que se acumulen grasas en las arterias, lo que protege tu corazón.
Disminuye la inflamación
Si sufres de dolor en las articulaciones o inflamación, el ajo puede ayudarte gracias a sus compuestos naturales que reducen estos síntomas.
Combate virus e infecciones
Ya sea un resfriado o molestias digestivas, el ajo puede ser un gran aliado por sus propiedades antibacterianas y antivirales.
Limpia tu organismo
Uno de sus beneficios menos conocidos es que ayuda a eliminar toxinas y metales pesados del cuerpo, apoyando al hígado.
Mejora la digestión
Tomarlo en ayunas puede activar la producción de jugos gástricos, ayudando a mover mejor el intestino y evitando el estreñimiento.
Ayuda a regular el azúcar
Algunas investigaciones sugieren que mejora la sensibilidad a la insulina, algo muy útil para quienes tienen diabetes tipo 2.
Protege tus células
Sus antioxidantes ayudan a combatir el daño de los radicales libres, lo que puede retrasar el envejecimiento y evitar enfermedades crónicas.
Cuida tu mente
Gracias a sus efectos antiinflamatorios y antioxidantes, puede ayudar a prevenir el deterioro mental en enfermedades como el Alzheimer.
Fortalece los huesos
En mujeres, especialmente después de la menopausia, puede ayudar a mantener los niveles de estrógeno y fortalecer los huesos.
Apoya en la prevención del cáncer
Algunos estudios han encontrado que ciertos compuestos del ajo pueden frenar el crecimiento de células cancerígenas.
Para aprovechar al máximo sus propiedades, lo ideal es consumirlo crudo, machacarlo y dejarlo reposar unos minutos antes de comerlo. No será el más agradable al paladar, pero tu cuerpo te lo va a agradecer.
